A través de fotografías, textos y videoentrevistas, “Activistas por la vida” explica la historia de hombres y mujeres que viven amenazados de muerte por la defensa que hacen de su territorio y su naturaleza, de los derechos de las mujeres y de las libertades ciudadanas. Esta defensa entra en conflicto con los intereses de grandes empresas o grupos transnacionales que operan con impunidad para la extracción de los recursos naturales y las materias primas —sobre todo de minería, hidroeléctricas y de monocultivos— en Honduras y Guatemala, dos de los países más violentos del mundo.
Como novedad, la exposición acaba de estrenar www.activistasporlavida.org, una web que recoge todos los testimonios -voz y foto- de la exposición de Gervasio Sánchez, aportando información extra del contexto con el objetivo de visibilizar la criminalización que sufren los activistas en el territorio.
Además, la editorial Blume ha publicado Activistas por la vida en una doble edición en Catalán y Castellano de 148 páginas, que recoge todos los testimonios de la exposición.
Guatemala es un país que depende del extractivismo —de la exportación de materias primas— y tiene una legislación nacional que favorece las inversiones privadas y deja sin protección legal a las comunidades campesinas, la naturaleza y los derechos individuales. En los últimos cuatro años, se han registrado 1.641 agresiones en contra de personas defensoras de los derechos humanos; un 61 % afectó a las defensoras del territorio.
Honduras, el tercer país más desigual del mundo, también cuenta con leyes hechas a medida para que las empresas transnacionales extractivistas puedan desarrollarse en el país. Desde 2009 se han aprobado 384 proyectos mineros, 48 proyectos de grandes presas hidroeléctricas y 123 de pequeñas, y el cultivo extensivo de palma africana ya ocupa más de 300.000 hectáreas. Los pueblos campesinos, indígenas y garífunas, con sus formas de vida ancestrales y sostenibles, viven bajo la amenaza de las empresas extranjeras. En 2017 se registraron 389 feminicidios y desde 2010 han muerto más de 120 activistas ambientales.
“Una de las cosas que más me ha sorprendido es la valentía con que los activistas, hombres y mujeres, luchan contra un mundo criminal repleto de sicarios que matan sin pensárselo dos veces”, explica Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), periodista y fotoperiodista de conflictos y crisis humanitarias, galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en 2009 y con más de una docena de libros publicados. Gervasio Sánchez ha trabajado cuatro meses sobre el terreno en Guatemala y Honduras, entre 2018 y 2019, para realizar esta exposición.
Entrepueblos es una asociación de solidaridad internacional independiente, feminista y con base social activista que nació en 1988 de los comités de solidaridad con América Latina. A través de la cooperación solidaria, la educación para la justicia global y la incidencia política, Entrepueblos coopera con los movimientos feministas y ecologistas y con las comunidades campesinas e indígenas en la lucha por los derechos humanos.
“Activistas por la vida” está organizada por Entrepueblos y el Port de Tarragona, y cuenta con el apoyo de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament y del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
Toda la información en www.entrepueblos.org y www.activistasporlavida.org
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